Somos Adventistas del Séptimo Día y nuestro gran deseo es compartir contigo no solo la bendita esperanza del pronto regreso de Nuestro Señor Jesús, sino el Mensaje particular que nos ha de preparar para llegar a ese día y estar en pie para recibirlo en paz.
En este tiempo de Ecumenismo, crisis y engaño en todos los órdenes, es necesario claridad doctrinal y espiritual.
Esta propuesta que te acercamos te brindará herramientas e información comprobable para tu necesaria preparación; "para que cuando [ Jesús ] se manifieste, tengamos confianza, para que en su Venida no nos alejemos de él avergonzados" 1 Juan 2:28 (RV60) ©
¡Maranatha!
José Galarza - Director Editorial-
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Somos Adventistas...
“ ...Esperamos el advenimiento de nuestro Salvador Jesucristo, y nos gusta pensar en él. Sabemos en quién hemos creído, y no tememos encomendarle el cuidado de nuestra alma en aquel día. No nos sentimos humillados al confesar que somos adventistas....
Creemos en el sábado del cuarto mandamiento porque está señalado explícitamente, y es el fundamento de nuestra fe religiosa. Que ninguno se avergüence de esto... No aceptamos la autoridad de los concilios humanos. Nos adherimos a los concilios celestiales. "Para siempre, oh Jehová, permanece tu palabra en los cielos" (Sal. 119: 89). Aceptamos un "así dice Jehová". Esta es nuestra posición. Una doctrina que no se conforma con un "así dice Jehová" podrá ser aceptada por todo el mundo, pero ello no la convierte en verdad...
Si queremos conocer el camino al cielo, debemos estudiar la Biblia y no teorías o suposiciones humanas...
No nos avergonzamos de nuestra fe, el adventismo del séptimo día, porque es la mejor distinción que podemos tener. Esperamos la segunda venida de nuestro Señor y Salvador. Los hombres pueden burlarse de nuestra fe y ridiculizarla, pero esto no debería provocarnos ni sorprendernos. Todas estas demostraciones no convierten a la verdad en error, ni al error en verdad. Nos situamos firme e inamoviblemente sobre la plataforma de la Palabra de Dios.”
(Ellen White, Manuscrito 39, 1893/ A fin de conocerle, pág. 359)